martes, 2 de agosto de 2016

JUAN GELMAN

Poeta Argentino (1930-2014)


EL JUEGO EN QUE ANDAMOS

Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.

Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.

Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.


ALMAFUERTE (PEDRO BONIFACIO PALACIOS)

Poeta Argentino (1854-1917)


¡AVANTI! 

Si te postran diez veces, te levantas 
otras diez, otras cien, otras quinientas; 
no han de ser tus caídas tan violentas 
ni tampoco, por ley, han de ser tantas. 

Con el hambre genial con que las plantas 
asimilan el humus avarientas, 
deglutiendo el rencor de las afrentas 
se formaron los santos y las santas. 

Obcecación asnal, para ser fuerte, 
nada más necesita la criatura, 
y en cualquier infeliz se me figura 

que no mellan los garfios de la suerte ... 
¡ Todos los incurables tienen cura 
cinco minutos antes de su muerte ! 



¡PIU AVANTI! 

No te des por vencido, ni aún vencido, 
no te sientas esclavo, ni aún esclavo; 
trémulo de pavor, piénsate bravo, 
y acomete feroz, ya mal herido. 

Ten el tesón del clavo enmohecido 
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo; 
no la cobarde estupidez del pavo 
que amaina su plumaje al primer ruido. 

Procede como Dios que nunca llora; 
o como Lucifer, que nunca reza; 
o como el robledal, cuya grandeza 

necesita del agua, y no la implora... 
Que muerda y vocifere vengadora, 
ya rodando en el polvo, tu cabeza ! 



¡MOLTO PIU AVANTI! 

Los que viertan sus lágrimas amantes 
sobre las penas que no son sus penas; 
los que olvidan el son de sus cadenas 
para limar las de los otros antes; 

los que van por el mundo delirantes 
repartiendo su amor a manos llenas, 
caen, bajo el peso de sus obras buenas, 
sucios, enfermos, trágicos, sobrantes. 

¡Ah! Nunca quieras remediar entuertos; 
nunca sigas impulsos compasivos; 
ten los garfios del Odio siempre activos 

y los ojos del juez siempre despiertos... 
y al echarte en la caja de los muertos, 
menosprecia los llantos de los vivos ! 



¡MOLTO PIU AVANTI ANCORA! 

Esta vida mendaz es un estrado 
donde todo es estólido y fingido, 
donde cada anfitrión guarda escondido 
su verdadero ser tras el tocado: 

No digas tu verdad ni al más amado, 
no demuestres temor ni al más temido, 
no creas que jamás te hayan querido 
por más besos de amor que te hayan dado. 

Mira cómo la nieve se deslice 
sin una queja de su labio yerto, 
cómo ansía las nubes del desierto 

sin que a ninguno su ansiedad confíe: 
Maldice de los hombres, pero ríe; 
vive la vida plena, pero muerto. 



¡MOLTISIMO PIU AVANTI ANCORA! 

Si en vez de las estúpidas panteras 
y los férreos, estúpidos leones, 
encerrasen dos flacos mocetones 
en la frágil cárcel de las fieras: 

No habrían de yacer noches enteras 
en el blando pajar de sus colchones, 
sin esperanzas ya, sin reacciones, 
lo mismo que dos plácidas horteras; 

Cual Napoleones pensativos, graves, 
no como el tigre sanguinario y maula, 
escrutarían palmo a palmo su jaula, 

buscando las rendijas, no las llaves... 
Seas el que tú seas, ya lo sabes: 
a escrutar las rendijas de tu jaula ! 



¡VERA VIOLETA! 

En pos de su nivel se lanza el río 
por el gran desnivel de los breñales; 
el aire es vendaval, y hay vendavales 
por la ley del no fin, del no vacío; 

la más hermosa espiga del estío 
ni sueña con el pan en los trigales; 
el más dulce panal de los panales 
no declaró jamás: yo no soy mío; 

y el sol, el padre sol, es raudo foco 
que fomenta la vida en la Natura, 
por calentar los polos no se apura, 

ni se desvía un ápice tampoco: 
¡ Todo lo alcanzarás, solemne loco... 
siempre que lo permita tu estatura ! 



ALFONSINA STORNI

Poetisa Argentina (1892-1938)


FRENTE AL MAR


Oh mar, enorme mar, corazón fiero 
De ritmo desigual, corazón malo, 
Yo soy más blanda que ese pobre palo 
Que se pudre en tus ondas prisionero. 

Oh mar, dame tu cólera tremenda, 
Yo me pasé la vida perdonando, 
Porque entendía, mar, yo me fui dando: 
"Piedad, piedad para el que más ofenda". 

Vulgaridad, vulgaridad me acosa. 
Ah, me han comprado la ciudad y el hombre. 
Hazme tener tu cólera sin nombre: 
Ya me fatiga esta misión de rosa. 

¿Ves al vulgar? Ese vulgar me apena, 
Me falta el aire y donde falta quedo, 
Quisiera no entender, pero no puedo: 
Es la vulgaridad que me envenena. 

Me empobrecí porque entender abruma, 
Me empobrecí porque entender sofoca, 
¡Bendecida la fuerza de la roca! 
Yo tengo el corazón como la espuma. 

Mar, yo soñaba ser como tú eres, 
Allá en las tardes que la vida mía 
Bajo las horas cálidas se abría... 
Ah, yo soñaba ser como tú eres. 

Mírame aquí, pequeña, miserable, 
Todo dolor me vence, todo sueño; 
Mar, dame, dame el inefable empeño 
De tornarme soberbia, inalcanzable. 

Dame tu sal, tu yodo, tu fiereza, 
¡Aire de mar!... ¡Oh tempestad, oh enojo! 
Desdichada de mí, soy un abrojo, 
Y muero, mar, sucumbo en mi pobreza. 

Y el alma mía es como el mar, es eso, 
Ah, la ciudad la pudre y equivoca 
Pequeña vida que dolor provoca, 
¡Que pueda libertarme de su peso! 

Vuele mi empeño, mi esperanza vuele... 
La vida mía debió ser horrible, 
Debió ser una arteria incontenible 
Y apenas es cicatriz que siempre duele.


PABLO NERUDA

Poeta chileno (1904-1973)


POEMA 20

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, 
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería. 
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella. 
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. 
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. 
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca. 
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. 
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.



FRANCISCO DE QUEVEDO Y VILLEGAS

Poeta español (1580-1645)


PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO

Madre, yo al oro me humillo, 
Él es mi amante y mi amado, 
Pues de puro enamorado 
Anda continuo amarillo. 
Que pues doblón o sencillo 
Hace todo cuanto quiero, 
Poderoso caballero 
Es don Dinero.

Nace en las Indias honrado, 
Donde el mundo le acompaña; 
Viene a morir en España, 
Y es en Génova enterrado. 
Y pues quien le trae al lado 
Es hermoso, aunque sea fiero, 
Poderoso caballero 
Es don Dinero.

Son sus padres principales, 
Y es de nobles descendiente, 
Porque en las venas de Oriente 
Todas las sangres son Reales. 
Y pues es quien hace iguales 
Al rico y al pordiosero, 
Poderoso caballero 
Es don Dinero.

¿A quién no le maravilla 
Ver en su gloria, sin tasa, 
Que es lo más ruin de su casa 
Doña Blanca de Castilla? 
Mas pues que su fuerza humilla 
Al cobarde y al guerrero, 
Poderoso caballero 
Es don Dinero.

Es tanta su majestad, 
Aunque son sus duelos hartos, 
Que aun con estar hecho cuartos 
No pierde su calidad. 
Pero pues da autoridad 
Al gañán y al jornalero, 
Poderoso caballero 
Es don Dinero.

Más valen en cualquier tierra 
(Mirad si es harto sagaz) 
Sus escudos en la paz 
Que rodelas en la guerra. 
Pues al natural destierra 
Y hace propio al forastero, 
Poderoso caballero 
Es don Dinero.

GARCILASO DE LA VEGA

Poeta español (1498-1536)

SONETO V

Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma mismo os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos muero.


LOS ESPEJOS (JORGE LUIS BORGES)

Poeta argentino (1899 - 1986)

Yo que sentí el horror de los espejos
no sólo ante el cristal impenetrable
donde acaba y empieza, inhabitable,
un imposible espacio de reflejos

sino ante el agua especular que imita
el otro azul en su profundo cielo
que a veces raya el ilusorio vuelo
del ave inversa o que un temblor agita

y ante la superficie silenciosa
del ébano sutil cuya tersura
repite como un sueño la blancura
de un vago mármol o una vaga rosa,

hoy, al cabo de tantos y perplejos
años de errar bajo la varia luna,
me pregunto qué azar de la fortuna
hizo que yo temiera los espejos.

Espejos de metal, enmascarado
espejo de caoba que en la bruma
de su rojo crepúsculo disfuma
ese rostro que mira y es mirado,

infinitos los veo, elementales
ejecutores de un antiguo pacto,
multiplicar el mundo como el acto
generativo, insomnes y fatales.

Prolongan este vano mundo incierto
en su vertiginosa telaraña;
a veces en la tarde los empaña
el hálito de un hombre que no ha muerto.

Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro
paredes de la alcoba hay un espejo,
ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo
que arma en el alba un sigiloso teatro.

Todo acontece y nada se recuerda
en esos gabinetes cristalinos
donde, como fantásticos rabinos,
leemos los libros de derecha a izquierda.

Claudio, rey de una tarde, rey soñado,
no sintió que era un sueño hasta aquel día
en que un actor mimó su felonía
con arte silencioso, en un tablado.

Que haya sueños es raro, que haya espejos,
que el usual y gastado repertorio
de cada día incluya el ilusorio
orbe profundo que urden los reflejos.

Dios (he dado en pensar) pone un empeño
en toda esa inasible arquitectura
que edifica la luz con la tersura
del cristal y la sombra con el sueño.

Dios ha creado las noches que se arman
de sueños y las formas del espejo
para que el hombre sienta que es reflejo
y vanidad. Por eso nos alarman.